SERMON DE GALLO PARA LA MEMORIA




 SERMON DE GALLO  PARA LA MEMORIA
Miguel Oviedo Risueño


En la cima del campanario de la iglesia de nuestra señora del Pilar de Aldana, quedaba la cornisa más alta del pueblo, donde se encontraba doña Conchi Quis Cualtud, de pie, a 12 metros del suelo. Suficiente para quitarle la vida a cualquiera. Por eso, el párroco Vicente Gallo rezaba junto a todos sus feligreses para que se produjese un milagro… y para ellos así ocurrió. Conchi, al mirar hacia abajo y encontrarse con toda la muchedumbre, se distrajo, cerró los ojos por unos segundos, luego los abrió, miró otra vez a su alrededor y se quedó profundamente perpleja: no tenía ni la menor idea de por qué estaba parada ahí. Ese fue su primer síntoma de “no sé qué” enfermedad de olvido padecía, y más  tratándose de una mujer que no superaba los 35 años de edad, y mucho menos aún si hablamos de un poblado olvidado al sur de Colombia y con apenas 800 habitantes en el casco urbano.

Los vecinos se arremolinaban mirando al campanario y murmurando la enfermedad de Conchi.
Pedrito Ramírez, hombre versado y culto recordó junto a un grupo de parroquianos que lo escuchaban con atención que en los comienzos del siglo XVI, “Cuenta la leyenda” - aclaraba - un día cualquiera a media noche, un cacique salía de su choza en compañía de sus familiares y esclavos con rumbo incierto, llevando consigo un gallo. La travesía en medio de la oscuridad era ardua y difícil, pero el objetivo que lo llevaba a realizar esta empresa era digno de cualquier sacrificio. El lugar en donde cantara el gallo que llevaban consigo era el destinado, por designios divinos, para elegir el nuevo caserío que perpetuaría la grandeza del cacique y sus acompañantes.
Sin pérdida de tiempo, el cacique y sus esclavos procedieron a la construcción de doce chozas y una capilla de Bareque y paja en memoria de Jesucristo y sus doce apóstoles. Así se originaba el nuevo caserío. De allí en adelante, el instinto de sociabilización, natural en los humanos, se encargaba de ensanchar la población y el numero de rusticas construcciones. 
El lugar escogido por el gallo y por el influyente cacique Pedro Jauca Ailla que así se llamaba fue el denominado “Campanario”. – precisamente donde está la iglesia de nuestra virgen del pilar. Arriba donde Conchi trata de acabar su vida - Allí tuvo su nacimiento el municipio de Aldana, pero con las características de un pequeño caserío donde imperaba el mandato del cacique Jauca Ailla y de su esposa doña Narcisa Quis Cualtud, indígenas poderosos, de fuerte contextura física y grandes dotes de autoridad y de gobierno.
Ocurría esto en el año de 1728. El lugar, era propicio para favorecer los intereses del cacique por cuanto se buscaba siempre un lugar desde donde se pudiera dominar una gran panorámica en caso de ataque de otras tribus indígenas. Trascurrieron muchos años y el caserío fue tomando forma y adquiriendo prestigio en los lugares aledaños.
Muerto don Pedro Jauca Ailla, la viuda contrajo nuevas nupcias con el indígena José Pastas, hombre de grandes cualidades, poseedor de gran fortuna y caracterizado por su prestigiosa cualidad de organizador. Para favorecer sus intereses económicos, el señor Pastas convenció a su esposa de cambiarle el nombre a la población. El nuevo caserío fue denominado “Pastas” en memoria del fundador, ocurría esto a fines del siglo XVIII aunque no se sabe la fecha exacta.
En 1911 fue elevado a la categoría de municipio tomando el nombre de Aldana en memoria de don Lorenzo De Aldana, fundador de la ciudad capital Pasto.


Terminado su disertación Pedrito le sugirió al Padre Gallo que para evitar que doña Conchi volviera a atentar contra su vida, los habitantes de Aldana colaborando todos, acordaran borrar todo lo que pudiese ayudarla a recordar la soledad que la llevó a subirse al campanario.
Con tal propósito, enumeraron una lista de acciones inmediatas, centradas principalmente en confiscar una serie de objetos de su casa: las imágenes de los santos. Las fotos de sus familiares caciques y la ropa.
Al mismo tiempo, y para remplazar las que habían sustraído, recolectaron todas las fotos donde ellos aparecían con doña Conchi en actitudes alegres, completando así los álbumes, adornando las paredes de los dormitorios, el comedor, el salón y, cómo no, la cocina.
Alentados por la efectividad de las primeras medidas, continuaron analizando nuevas propuestas.
Aunque en un principio no prestaron atención a la idea de Pedrito Ramírez, poco a poco sintieron que era una solución acertada: nombraron a Conchi “La celadora de las felicidades” del pueblo. El cargo consistía en escuchar, transcribir y almacenar todos los momentos de felicidad que experimentara cada uno de los habitantes de Aldana. Pensaron que, de esa forma, la irían llenando de alegría hasta que ella misma, en consecuencia, comenzara a escribir sus propias experiencias de dicha. Y así comenzó a suceder.

En la vía que conduce al cerro gordo en una de las casa de la entrada le organizaron la oficina y con gran jolgorio colgaron un letrero “oficina principal de la celadora de la felicidad “, por este camino se puede mirar aun un estanque que proviene de un arroyuelo y que según la leyenda, cuando las personas mueven sus aguas, el agua se encrespa y el granizo no se deja esperar.
En la zona urbana,  a cuatrocientos metros de la oficina construyeron una fuente de agua que proviene de un inagotable arroyuelo y que es usado por toda la gente por la pureza de las aguas. Además, su excelente calidad, sus aguas cristalinas sobresalen por su permanente caudal. Últimamente el lugar ha sido habilitado en forma correcta para que preste mejor y más eficiente servicio a la comunidad.


El aprecio que los Aldanenses tuvieron siempre por Conchi se debía tanto a su buen carácter como a sus extraordinarias dotes culinarias, que todos solían disfrutar en el mes de octubre, cuando se celebran las fiesta de la virgen del Pilar… día en el que la  preocupación reapareció, con un sabor muy desagradable. Conchi Quis Cualtud había olvidado el sabor de las cosas y alimentos. Recordaba los nombres, sí, pero el sabor que evocaba era otro. La sal la relacionaba con la pimienta, el orégano con el dulzor del azúcar. A partir de ahí, a medida que ella iba olvidando una cosa tras otra, fueron surgiendo dudas. Creyeron que el mal de Conchi era un castigo que ella pagaba por el pecado de todos ellos. Por otro lado, el padre Vicente Gallo quiso decirle la verdad, pero los pobladores le suplicaron que no lo hiciera, recordándole que el suicidio era imperdonable para el alma y que, en cambio, una mentira piadosa se podía absolver. Si bien su estado fue empeorando, mantuvieron la esperanza y el silencio. No obstante, el domingo 14 de octubre, Vicente Gallo se quedó helado cuando se dio cuenta de que Conchi había olvidado el Padre nuestro. Si no rezaba, daba igual lo del suicidio, porque de todas formas su alma no tendría salvación. Así que, en ese mismo momento, cambió el sermón de turno por el del apocalipsis, haciendo una referencia directa al fin del mundo con el fin de la memoria de Conchi descendiente directa de la esposa del cacique fundador del pueblo, El padre desde el pulpito sermoneo a Conchi.

“Hundir nuestros ojos en las aguas y palpar la viscosa suavidad  del barro, Cubrirnos la cabeza con la almohada y clausurar viejos balcones, negar el luminoso brillo del relámpago. Aceptar que una sólida pared se desmorona, que más allá de esa pared sólo hay escombros, que más allá de esos escombros hay silencio, que más allá de ese silencio se erige el trono del Señor, su pálida mirada, su dedo vigilante. Cuántas cosas nos acechan cuando nos ronda la muerte. Lo que llamamos sentimiento se adelgaza, la inteligencia   se oscurece. Sólo fragmentos de cristal girando en  las tinieblas Y una sabía indignación de tigre. Una ciega rabia que oculta nuestra resignación”.

Conchi se marchó renegando del pueblo y jurando que nunca volvería. Recobró las fotos, la ropa, pero no sus recuerdos, quedando anulado por completo cualquier acontecimiento o detalle del pasado; incluso los vividos hace un instante. 


San Juan de Pasto, Domingo 14 de Octubre de 2012

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