Pablo Neruda:
Por: Miguel Oviedo Risueño
(Seudónimo
de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral, Chile, 1904-Santiago de Chile, 1973)
Poeta chileno. Comenzó muy pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La
canción de la fiesta, su primer poema, con el seudónimo de Pablo
Neruda, en homenaje al poeta checo Jan Neruda, nombre que mantuvo a partir de
entonces y que legalizó en 1946.
Su madre murió sólo un mes más tarde de que
naciera él, momento en que su padre, un empleado ferroviario, se instaló en
Temuco, donde el joven Pablo Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a
Gabriela Mistral. Allí también comenzó a trabajar en un periódico, hasta que a los
dieciséis años se trasladó a Santiago, donde publicó sus primeros poemas en la
revista Claridad.
Tras publicar algunos libros de poesía, en
1924 alcanzó fama internacional con Veinte poemas de amor y una canción
desesperada, obra que, junto con Tentativa
del hombre infinito, distingue la primera etapa de su producción
poética, señalada por la transición del modernismo a formas vanguardistas
influidas por el creacionismo de Vicente Huidobro.
Los problemas económicos indujeron a Pablo
Neruda a emprender, en 1926, la carrera consular que lo llevó a residir en
Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre 1934 y 1938, en España, donde se
relacionó con García Lorca, Aleixandre, Gerardo Diego y otros componentes de la
llamada Generación del 27, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía.
Desde su primer manifiesto tomó partido por una «poesía sin pureza» y próxima a
la realidad inmediata, en consonancia con su toma de conciencia social.
Pablo Neruda,
uno de los mejores poetas por no decir el mejor, dejó un legado de
bellos
versos, pero el más apreciado por el mismo y por sus millones
de seguidores es el siguiente, este es el mejor poema del mejore poeta.
Pablo Neruda:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como está la tuve entre mis .
La besé tantas veces bajo el cielo .
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como está la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como está la tuve entre mis .
La besé tantas veces bajo el cielo .
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como está la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
En tal
sentido, Neruda apoyó a los republicanos al estallar la guerra civil y escribió España
en el corazón. Progresivamente sus poemas experimentaron una
transición hacia formas herméticas y un tono más sombrío al percibir el paso
del tiempo, el caos y la muerte en la realidad cotidiana.
De regreso en Chile, en 1939 Neruda ingresó
en el Partido Comunista y su obra experimentó un giro hacia la militancia
política que culminó con la exaltación de los mitos americanos de su Canto general. En 1945 fue el
primer poeta en ser galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile.
Al mismo tiempo, desde su escaño de senador utilizó su oratoria para denunciar
los abusos y las desigualdades del sistema. Tal actitud provocó la persecución
gubernamental y su posterior exilio en Argentina.
De allí pasó a México, y más tarde viajó por la URSS, China y los países de
Europa Oriental. Tras este viaje, durante el cual Neruda escribió poemas
laudatorios y propagandísticos y recibió el Premio Lenin de la Paz, volvió a
Chile. A partir de entonces, la poesía de Pablo Neruda inició una nueva etapa en
la que la simplicidad formal se correspondió con una gran intensidad lírica y
un tono general de serenidad.
Su prestigio
internacional fue reconocido en 1971, año en que se le concedió el Premio Nobel
de Literatura. El año anterior Pablo Neruda había renunciado a la candidatura
presidencial en favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco después
embajador en París. Dos años más tarde, ya gravemente enfermo, regresó a Chile.
De publicación póstuma es la autobiografía Confieso que he vivido.
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