NARRATIVA COLOMBIANA - LETICIA AMANECIÓ DESNUDA - MIGUEL ALFREDO OVIEDO RISUEÑO

LETICIA AMANECIÓ DESNUDA
O LA SUPERSTICIOSA ÉTICA DE LA SEDUCCIÓN

Estamos en una sociedad en la que la yuxtaposición de mensajes a través de los cuales la cultura nos habla, es agobiante. Como dice Michel de Certeau (Francia, 1925-1986), estamos, ante una “epopeya de la mirada”, signada, a la vez, por la “pulsión de leer”. La cultura no deja de hablar, de interpelarnos. Tanto nos incita como nos adormece. En este mundo semiótico y complejo, la lectura literaria es un eslabón más de ese mecanismo y su productor, el escritor, se ve obligado a exigirse en la elaboración artesanal (il miglior fabbro, según el Dante) de la obra literaria.
El primer contacto con nuestra cultura es visual, pero en la naturaleza del artista, ese contacto es un acto delicadamente amoroso. El escritor interviene en el mundo como un voyerista dispuesto a ver lo que la mirada del resto del mundo no puede: “ve las cosas desde el lado más pequeño” (Nietzsche). La escritura se asienta en un objeto discursivo que funciona sobre una base ideológica, es decir desde una mirada particular transforma aquello que lo rodea en universal. Desde el tiempo de los griegos los tópicos del arte siempre fueron los mismos: el amor, la traición, el dolor, la muerte, el erotismo. 
Solo ha cambiado la forma.
Miguel Oviedo Risueño (1960, Ipiales, Nariño) es un escritor de garra. En la novela que nos ocupa, Leticia amaneció desnuda, logra retratar con una prosa breve y contundente, el universo de San Juan de Pasto, la ciudad colombiana cabecera del departamento de Nariño, con notable conocimiento, no sólo de su oficio, sino también del contexto social y político de la zona; emulando a Tolstoi, “pinta tu aldea y pintarás el mundo”.
Leticia amaneció desnuda condensa aspectos totalmente propios de nuestros pueblos latinoamericanos: la frágil constitución del orden social, la puesta en duda de los criterios valorativos de lo bueno y lo malo, quizás por una esencia propia de nuestra naturaleza latinoamericana, de lo que se desprende aquel axioma de que toda estética implica una moral. La escritura de Oviedo establece una crítica a la compleja relación entre los hombres y los hechos, para lo cual el encuadre histórico y social es un elemento insustituible en la obra.
Una fuerte impronta de la literatura de Oviedo Risueño es el intenso pasaje de las situaciones sociales hacia el interior de los personajes, en un ahondamiento psicológico que logra insertarse en lo mejor de la tradición de la literatura rusa del Siglo XX. Con astucia, el autor colombiano centra su objetivo en retratar la historia de Doña Leticia Seral Aranda, de tal manera que en torno a ella van creciendo decenas de personajes, acabadamente definidos, ya sea en su aspecto psicológico como en su aspecto exterior. Como consecuencia, la integración de todas las historias en torno a la vida de Leticia, va creando un mosaico abigarrado, sobre el cual se articulan los hechos, con capítulos transitivos y efectivos que ejercen sobre el lector el deseo de seguir adelante en la lectura.
Sartre alguna vez mencionó que el hombre era una pasión inútil. Es decir, un ente que lucha día a día por no caer en el absurdo de la existencia, en el abuso de creer que su vida tiene un sentido más allá de la mera existencia diaria.
Al terminar de leer la novela, el lector levantará la vista y entenderá la dimensión de aquella expresión tan literaria de la filosofía sartreana. Porque el cuerpo de Leticia es el objeto de deseo por excelencia. A quien persiga la construcción implacable de ese imposible, le espera su propia extinción.
Por eso Leticia es la mistificación de lo inalcanzable que solo puede conseguirse a través del dinero. En esta novela, la lujuria encuentra en la riqueza el encabalgamiento perfecto: todo se somete a esta moral sexualizada: la moral política, la moral psicológica, la moral sociológica. Todo puede ser doblegado por la sola presencia de Leticia. Su cuerpo es el objeto metonímico por excelencia que alguna vez enunció Lacan.
Leticia, repudiable, y por eso mismo, deseable. De allí la liberación del aliento contenido en el final de la obra, donde la prosa del autor colombiano adquiere momentos líricos y brilla con mayor intensidad.
Nuestra editorial se complace en presentar ante el público y la tiranía del tiempo, (los únicos jueces implacables de la literatura y el arte), Leticia amaneció desnuda.
LA EDITORIAL BRUMA EDICIONES - OCTAVO PECADO EDITORIAL - MENDOZA - ARGENTINA.



Comentarios

Entradas populares de este blog

NARRATIVA LATINOAMERICANA - EL HABLADOR - MARIO VARGAS LLOSA

Algunas novelas de escritores nariñenses publicadas en la década 2009-2019 Por J. Mauricio Chaves-Bustos.

IPIALES MI PUEBLO